El presidente del Centro de Industriales Panaderos de Tucumán (CIPT), Pablo Albertus, trazó un sombrío panorama para el sector en la provincia, destacando un "año muy complejo" caracterizado por problemas de abastecimiento y un drástico aumento en los costos de materias primas. En este contexto, adelantó que, a partir de la próxima semana, se aplicará un nuevo reajuste de precios en los productos de panadería.
En tal sentido, el kilo de pan podría rondar entre los $3.000 y $3.500 pesos, con un reajuste que se estima entre el 5% y el 8%. Para el resto de los productos panificados, el aumento se proyecta entre un 5% y un 7%. Albertus aclaró que los números definitivos aún se están ultimando.
A su vez, subrayó que, si bien la inflación general ha sido "medianamente media baja", productos clave como las materias grasas y la margarina han experimentado un aumento de "casi un 120%" en los últimos meses, indicó en declaraciones a LV12. Esta situación se atribuye a "la poca faena que hay y de lo que se está exportando el cebo hacia el exterior, lo que eleva los costos de la carne y, consecuentemente, de las grasas". A esto se suman los aumentos en los servicios y los reajustes salariales de los trabajadores, "cuya remuneración fue recompuesto hace un par de meses", indicó.
La situación de las ventas es igualmente preocupante de acuerdo a sus consideraciones. "El sector no logra recuperarse, y la celebración del Día del Padre, por ejemplo, pasó sin pena ni gloria, registrando una baja del 12% en comparación con el año pasado", sostuvo Albertus. En lo que va de 2025, indicó, las ventas de panaderías en Tucumán cayeron aproximadamente un 25%. Albertus calificó este año como "más complejo que el año pasado, contrariamente a lo que uno suponía que podía llegar a pasar". Atribuyó gran parte de esta caída a la falta de inversión en obra pública a nivel nacional, lo que históricamente impulsa una cadena de consumo que beneficia a múltiples sectores, incluido el panadero. "La construcción es una catarata de ventas, por cada empleo de la construcción se mueve todo, trabaja el carpintero, el panadero, el almacenero, la ferretería que vende cemento", explicó, lamentando que "hoy por hoy en esta situación no le vemos mucha luz, lo veo más lejos a la luz del túnel", se sinceró.
Cierres y adaptación del negocio
El difícil contexto económico explicado por el empresario derivó en el cierre de establecimientos. A nivel nacional, se reportó la baja en las persianas de unas 100 panaderías entre abril y mayo. En la Provincia, Albertus estimó que "entre 30 y 35" panaderías, incluidas sucursales y establecimientos de muchos años, han cerrado desde principios de año. Estos cierres se deben en gran medida a que "las cargas sociales, los costos tributarios que uno tiene, van calando muy hondo en la economía de lo que es una panadería".
Además, el comportamiento del consumidor ha cambiado drásticamente debido a la pérdida del poder adquisitivo. "Si antes se compraba un kilo de pan o una docena de medialunas, ahora la gente pide dos pancitos, dos medialunas", advirtió Albertus. Esta realidad forzó a estos comercios a transformarse: "si vos no tenés una panadería con cafetería o con sanguchería, no tracciona, no vivís con el pan solo", afirmó Albertus, agregando que "solamente vendiendo facturas, hoy una panadería no tiene una gran ganancia".
Expectativas Futuras
A pesar del desalentador panorama nacional, el titular del CIPT mantiene una esperanza moderada para la provincia. "Nosotros acá sí vemos que en la provincia hay un interés por la gente, hay un interés por por pagar sueldos al día, aguinaldo y eso se refleja en la economía en la provincia". Sin embargo, a nivel nacional, la recuperación es vista como un proceso lento y prolongado. "A nivel nación lamentablemente va a tardarse y va a tardar largo, yo creo que hasta el fin de año y el año que viene vamos a estar pasando hasta que traccione y que la obra pública o las obras privadas, promuevan las inversiones", concluyó Albertus.